Parroquia de San Juan Bautista


Historia


La iglesia parroquial de San Juan del Puerto, dedicada a San Juan Bautista, es un edificio mudéjar tardío, aunque el aspecto actual obedece a diversas ampliaciones y reformas efectuadas durante la época barroca, muy especialmente las que llevó a cabo a partir de 1783 José Álvarez, maestro mayor de obras del arzobispado de Sevilla.

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El espacio de la primitiva fábrica parroquial (tres primeros tramos de las naves y la capilla mayor) era reducido para una población que había crecido notablemente desde la fundación de la Villa, por lo que en 1782 se proyectó una ampliación del templo por los pies, con un presupuesto inicial de 89.740 reales de vellón. Los trabajos comenzaron el 8 de marzo de 1783, siendo el director de las obras el presbítero Juan de Mora. Durante su ejecución surgieron nuevas reformas, como las realizadas en la techumbre o en la torre parroquial, continuadas posteriormente por el arquitecto Fernando Rosales, a quien corresponde el diseño de las portadas de la iglesia, entre otras mejoras. Así las cosas, las obras finalizaron el 10 de septiembre de 1785.

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Durante los siglos XIX y XX se realizan nuevas reformas por desperfectos variados.


Arquitectura


El templo parroquial de San Juan del Puerto presenta planta basilical y posee tres naves con cuatro tramos, con triple cabecera de testero plano sin crucero. De su interior pueden destacarse los arcos apuntados de origen mudéjar, así como las cubiertas de madera y ladrillo vidriado en las naves laterales y la bóveda de cañón con lunetos en la nave central.

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Hacia los pies de la iglesia se ubican el coro bajo y la tribuna del coro y órgano en los intercolumnios, tras la ampliación de José Álvarez.

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En el exterior destacan las portadas, hacia el norte y hacia el sur, con diseño clásico de orden dórico. Como detalle curioso, en el portón de madera de la puerta norte perduran los clavos de metal, con la inscripción «Ecce Agnus Dei 1726».

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Otro elemento interesante, por su peculiaridad, es la torre parroquial, de tres cuerpos, destacando por su anchura y por la ausencia total de decoración, a excepción del chapitel, de azulejería polícroma.


Patrimonio artístico


El patrimonio artístico de la iglesia parroquial de San Juan Bautista fue enriqueciéndose desde su origen con importantes imágenes, obras pictóricas y objetos sagrados, así como de otras esculturas procedentes del convento del Carmen y de las distintas ermitas de la Villa. Durante los sucesos del 20 de julio de 1936 se destruyó gran parte de ese patrimonio, siendo dañadas algunas imágenes, así como todos los retablos del templo. Por fortuna, en la actualidad la Parroquia de San Juan del Puerto conserva un importante número de piezas de interés de diversas épocas y estilos, que destacamos brevemente a continuación.

En la nave del evangelio existen siete retablos. A los pies de esta nave, junto al coro, se encuentra el almacen de la Parroquia, donde entre otros objetos se guarda el monumento del Jueves Santo. El primero de los retablos de la nave del evangelio es el dedicado a la Inmaculada, en madera y yeserías de colores. La imagen de candelero para vestir, conocida como la Inmaculada o Pureza «Vieja», es una interesante obra del siglo XVI, restaurada en 1992 por Juan Manuel Miñarro López.

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A continuación se sitúa el retablo de Nuestra Señora de los Dolores y del Cristo Yacente. Realizado con fragmentos de otros retablos destrozados en 1936, en el interior del sepulcro se ubica la imagen titular del Santo Entierro, obra sevillana de finales del siglo XVII, restaurada en varias ocasiones, la última entre 2015 y 2016 por Ana Beltrán. Sobre él, la imagen de la Virgen de los Dolores, de Juan Abascal Fuentes, de 1983. Le sigue el retablo del Sagrado Corazón de Jesús, escultura de finales del siglo XIX.

Tras la puerta norte, un retablo-vitrina blanco y con líneas doradas alberga el simpecado de la Virgen del Rocío, de terciopelo verde, bordado en oro por Esperanza Elena Caro entre 1973 y 1975, siendo la imagen de la Virgen, en plata y marfil, del orfebre Fernando Marmolejo.

El retablo de las Ánimas, jaspeado y dorado, presenta un lienzo con la Santísima Trinidad y las ánimas benditas del purgatorio, realizado por el pintor sanluqueño Rafael Blas Rodríguez. A su lado se sitúan las imágenes de Santa Teresa de Jesús (siglo XVII) y de San Rafael (siglo XVIII).

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A continuación se sitúa el retablo de San José, imagen de serie del siglo XX, destacando sobre la mesa de altar una pequeña talla de Santo Domingo de Guzmán, del siglo XVIII.

Por último, el retablo de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, compuesto con fragmentos dorados de diversos altares de la Parroquia. Tras los sucesos de 1936 la imagen del Nazareno fue dañada, siendo restaurada en 1937 por el escultor Manuel Castilla Jiménez.

En la capilla mayor, destaca en primer lugar la decoración pictórica, por José Corbalán (1781), donde aparecen los evangelistas, ángeles, los Padres de la Iglesia, etc., así como figuras simbólicas y dos escenas del Génesis: el sacrificio de Isaac y la lucha de Jacob con el ángel. Las pinturas fueron restauradas en los años 2008 y 2009.

El retablo mayor fue realizado en 1955 por los talleres salesianos de La Trinidad, en Sevilla, presidido en su hornacina central por San Juan Bautista, la imagen titular del templo. A ambos lados destacan las imágenes de San Telmo (siglo XVIII) y Santa Ana con la Virgen Niña (siglo XIX). En el segundo cuerpo, en la hornacina central se sitúa la Virgen de Consolación, obra sevillana del siglo XVI, flanqueada por las imágenes de Santa Rita de Casia y San Nicolás de Bari.

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En la nave de la epístola, junto al presbiterio, se encuentra la capilla sacramental, decorada con pinturas de estilo Art Nouveau, en 1930. La capilla está presidida por el retablo de la Virgen del Carmen, de la Casa Gil de Sevilla (1939). La imagen es una talla de candelero para vestir del siglo XVI, patrona de la comunidad parroquial desde 1987. El tabernáculo eucarístico es obra de Fernando Marmolejo Camargo (1955). En esta capilla destaca también el pequeño grupo escultórico de la Sagrada Familia (siglo XVIII) y un lienzo de la Inmaculada, de Perea Sánchez (1984).

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El siguiente retablo es el de la Inmaculada Concepción, de 1943, de Enrique Gómez del Castillo. La imagen inmaculista es obra de Felipe Martínez, de 1676, restaurada en los años posteriores a la Guerra Civil. En la mesa de altar destaca una imagen del Niño Jesús, del siglo XIX.

Una vez pasada la puerta sur, una vitrina alberga el simpecado de San Isidro Labrador. A continuación, el retablo de la Virgen de Fátima, de Gómez del Castillo (1955). En una repisa destaca la imagen de San Francisco de Asís, del siglo XVIII.

A continuación se encuentra la imagen de San Vicente de Paúl y una vitrina con un antiguo simpecado de la Virgen del Rocío.

Le sigue el retablo del Cristo de la Misericordia, con fragmentos del antiguo retablo mayor (1765). La imagen del crucificado es obra de Juan de Oviedo el Viejo (1591), formando un calvario con la Virgen y San Juan Evangelista, de Diego López Bueno, de 1610. A continuación está María Auxiliadora (siglo XX) y, al fondo de la nave de la epístola, la capilla bautismal, con un azulejo del bautismo de Cristo firmado por Antonio Kiernam Flores, en 1968.

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A su lado, el coro, destruido en 1936. De él podemos resaltar las rejas de hierro, del maestro cerrajero Francisco Ibánez, al igual que el púlpito y las rejas del presbiterio, realizadas en la segunda mitad del siglo XVIII.

Finalmente, en la sacristía se encuentran otras imágenes y piezas artísticas de notable valor. Es el caso del Cristo del Amor, de Diego López Bueno, que formaba un calvario en el primitivo altar mayor con las dos imágenes que en la actualidad acompañan al Cristo de la Misericordia. A sus pies, en una hornacina, una interesante imagen de una dolorosa dieciochesca. Se encuentra en una cajonera con decoración de taraceas, de José Sánchez, de 1771.

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En cuanto a orfebrería, destacan un cáliz de plata sobredorada del siglo XVI, un ostensorio de cobre dorado del siglo XVII, un cáliz de plata del siglo XVII, un copón de plata donado por D. Pedro de Lepe, obispo de Calahorra (siglo XVII), las piezas orfebrería de la Virgen del Carmen (siglo XIX) o el ostensorio de plata dorada de Villareal, de 1968, entre otros.


Con información de:

Carrasco Terriza, M. J. (1992). «Patrimonio histórico-artístico de la iglesia parroquial de San Juan Bautista (ss. XVI-XX)», en González Cruz, D. (dir.): Cinco siglos de historia de la villa de San Juan del Puerto (1468-1992). Ayuntamiento de San Juan del Puerto, San Juan del Puerto, pp. 353-395.

Carrasco Terriza, M. J., Gónzález Gómez, J. M., Oliver Carlos, A., Pleguezuelo Hernández, A. y Sánchez Sánchez, J. M. (2006). Guía artística de Huelva y su provincia. Fundación José Manuel Lara y Diputación de Huelva.

Cartes Pérez, J. B. (1992). «El convento del Carmen: historia, devociones y patrimonio», en González Cruz, D. (dir.): Cinco siglos de historia de la villa de San Juan del Puerto (1468-1992). Ayuntamiento de San Juan del Puerto, San Juan del Puerto, pp. 255-271.